La frase más repetida durante el pasado Mobile World Congress fue “2016 será el año de la realidad virtual” o de la realidad extendida, como les gusta llamarla a otros. […]

La frase más repetida durante el pasado Mobile World Congress fue “2016 será el año de la realidad virtual o de la realidad extendida, como les gusta llamarla a otros.

Perdonadme que difiera, eso decís vosotros, que será “el año de…”, igual que fue el año que HTC vendía “n” numero de dispositivos, el año que PlayStation VR salió al mercado, o que Facebook y Google se lanzaron a competir para liderar este mercado.

A mí, cuando me hablan de todo esto, tengo la mala costumbre de llevarlo a mi negocio e intentar entender cómo me afectará. Pongámonos en situación; yo me dedico a cultivar aceitunas, tanto de mesa como de molino, y mi fin es producir más, de manera más sostenible, con menores costes, esperando conseguir mejor precio de venta y obtener por lo menos los mismos beneficios que en años anteriores.

Lo que quiero saber es cómo la realidad virtual me va a ayudar a vender más aceite de oliva, llegar a más clientes, evangelizar sobre su uso, etc.

Y llegados a este punto, los visionarios de “es el año de…” se ponen a mirar para otro lado. O damos una capa de business a la realidad virtual o será negocio para los cuatro grandes que están en la batalla.

Para mí es así de frío, o la realidad virtual me hace ganar dinero o no tengo mayor interés en ella. Lo siento si me repito, pero os recuerdo que yo vendo aceitunas, lo demás es ruido…

Si mediante la integración de la realidad virtual consigo que tú (cliente, prescriptor, usuario final) experimentes una vivencia inmersiva de cómo es nuestro día a día en el campo, desde que sembramos el olivo, lo criamos y mimamos, recolectamos, transportamos el fruto al molino, se produce la molienda (primera extracción en frío y sin filtrar), se obtiene el preciado oro líquido, proceso de embotellado, etc., entonces empezamos a hablar el mismo lenguaje.

Probablemente las ventas no vayan a llegar de inmediato, pero gracias a una campaña de marketingbranding inmersivo, el público objetivo al que me dirijo estará más sensibilizado y será más proclive a comprar, prescribir, recomendar o regalar aceite de oliva virgen extra (AOVE).

Ninguna agencia me puede asegurar que implementando la realidad virtual vaya a vender más aceitunas, hasta ahí de acuerdo. Pero lo que sí tengo claro es que si quiero vender más y mejor, tengo que utilizar las soluciones innovadoras que el marketing pone a mi disposición. Y, a día de hoy, hacer vivir experiencias inmersivas al cliente es una de las mejores herramientas que creo que existen para generar engagement en nuestra comunidad.

Parece que la realidad virtual viene para quedarse. Pues pongámonos manos a la obra y seamos capaces de aportar valor a nuestro público objetivo. Diseñemos estrategias inmersivas que nos ayuden primero a que nos conozcan, después a que nos prueben, y acto seguido nos quieran. Con ello conseguiremos que nos recomienden. A partir de ahí será más fácil que las oportunidades de ventas se conviertan en ventas cerradas.

¿Y tú como afrontas la llegada de la realidad virtual a tu sector? ¿Serás activo y la adoptarás o serás pasivo y te lo tomarás como una tendencia más?

Se dice que el tiempo es un gran maestro; lo malo es que va matando a sus discípulos.

Hector Berlioz

Foto: cooperativatoxar.es


fuente: Con Tu Negocio

Este será el año de la realidad virtual
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